
Generalmente, los vuelos con destino a Tucumán le roban un par de minutos al reloj y hacen de la ansiedad de la gente, que espera a sus seres queridos, un dulce interminable. Pero las excepciones están a la orden de día. Ayer, el aeropuerto fue tomada por sorpresa cuando un avión procedente de Buenos Aires llegó con 20 minutos de antelación. Ante la emoción de propios y extraños por saludar a la madre, el abuelo, el tío, la tía, el novio o la hermana, hubo un integrante de la comitiva que tomó rápidamente su valija, encaró hacia la puerta de salida y se apostó a la espera de la llegada de un emisario de Atlético. De movida, David Drocco, el cuarto refuerzo confirmado de los "decanos", comenzó a buscar una cancha imaginaria para mostrar sus cualidades. "Me pone muy contento estar acá, en el ’ Jardín de la República’, para defender durante una temporada completa mis nuevos colores. Toda la provincia apoyará a Atlético", se floreó con su discurso el volante de Boca, que le agradeció a Héctor Rivoira por la confianza que depositó en él. Sin prejuicios Contento por haber unido lazos con 25 de Mayo y Chile, Drocco desmitificó el concepto de que los jugadores de Buenos Aires no quieren jugar en el interior del país. "Cada uno hace lo que le parece a partir de lo que piensa. Creo que no voy a bajar mi nivel ni perderé cotización por jugar fuera de Buenos Aires. Aparte, vengo a defender a un club de Primera división. Está bien, ¿no?", enfatizó con seguridad el pibe de 20 años, dejando en claro que no todos los futbolistas se dan el gusto de jugar en la "A". Para Drocco, eso ya es un honor.
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